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El impacto de la luz en nuestro bienestar

8 de diciembre de 2020

Más allá de las sensaciones que nos generen las distintas tonalidades de luz, debemos tener en cuenta que la exposición a una luz inadecuada en el hogar está asociada a nuestro bienestar ya que, puede influir en un aumento en la depresión y a un mayor número de caídas.

Elección del tipo de iluminación

No se trata en lo absoluto de invertir miles de euros en comprar un sistema complejísimo de iluminación, sino de conocer el alcance real que tiene la luz sobre nuestro bienestar plantearnos hacer una reforma de vivienda teniendo en cuenta este punto.

Importancia de la iluminación en las casas

Un estudio publicado por Public Health Reports revela que existe una correlación entre habitar espacios pobremente iluminados, la depresión clínica y las caídas accidentales en el hogar.

Este mismo impacto se aplica a los espacios de nuestra vivienda y no siempre somos conscientes de ello. Hay habitaciones o casas en las que nos sentimos más cómodos o que, por el contrario, parecen repelernos sin motivo aparente.

Según datos de la OMS, una iluminación deficiente en el hogar aumenta en 1,4 veces el riesgo de depresión y en 2,5 veces el riesgo de caídas en comparación con los que tienen una buena iluminación.

Una luz para cada tipo de espacio

En términos generales existen dos tipos de iluminación para el hogar: 

La iluminación fría

Usualmente dispuesta para espacios como el baño, la cocina, los exteriores y las áreas de servicio y circulación.

La iluminación cálida

Solemos utilizarla en habitaciones y en espacios de esparcimiento como la sala de estar, el estudio o la biblioteca.

El motivo de esta distribución casi histórica es bastante simple: una luz fría en un espacio de recogimiento como la habitación lo convertiría en un lugar de tránsito. 

No queremos estar expuestos a una luz blanca y fría momentos antes de ir a dormir, o al final del día cuando buscamos un lugar de recogimiento y relajación.

Ahora bien, iluminar con una luz cálida un espacio funcional como la cocina o el baño tiene mucho más sentido: se trata de lugares donde necesitamos estar alerta por la presencia de elementos colgantes y punzantes. 

Además, en espacios en los que existen superficies deslizantes, una luz tenue podría no ser suficiente para detectar un suelo húmedo y podría ser la causa de una caída.

Impacto de la luz en nuestro entorno

Tanto en nuestro hogar comno en un restaurante, el tipo de iluminación influye de diferentes maneras en nosotros, tanto en la toma de decisiones como en nuestra salud.

La iluminación en los restaurantes

Quizás te preguntes por qué los restaurantes de comida rápida suelen escoger una iluminación blanca y, muy a menudo, usan tonos amarillos y rojos en sus paredes y es que está demostrada su eficiencia.

Pues bien, los estudios sobre consumo masivo demuestran que, bajo condiciones específicas, esta configuración de luces y colores no solamente atraía a más clientes, sino que, además, aceleraba su tránsito y su partida del restaurante.

Usando la luz para sentirnos mejor

Según la OMS, aunque no hay evidencia suficiente para establecer una relación entre una iluminación inadecuada y problemas mentales o físicos, sí que existe una conexión entre el estado de ánimo de las personas y la luz que debe documentarse.

La luz se usa desde hace tiempo como una fuente de bienestar psicológico: la luminoterapia se utiliza desde los años ochenta se viene practicando para contrarrestar los efectos del desorden afectivo estacional (SAD). 

Se trata de una condición psicológica que afecta a ciertos individuos durante la época invernal y cuyo origen se ha establecido en la falta de luz natural. 

El objetivo de este tipo de terapia es utilizar luces de una intensidad de entre 2,500 y 10,000 lumens por metro cuadrado (lux) para que el individuo se sienta mejor. 

Este tipo de luz es mucho más brillante que la que regularmente se encuentra en espacios interiores, que suele de entre 300 y 500 lux, pero no tan brillante como la luz del sol de verano, que llega a rondar los 100,000 lux. 

Varios estudios independientes concluyeron que los síntomas de depresión se redujeron entre un 20% y un 25% gracias este tipo de terapia.

La luz y su impacto en nuestro cerebro

Existe un consenso científico general alrededor del papel que tiene la luz, bien sea natural o artificial, como agente neurobiológico. 

La luz regula la sincronía de los ritmos circadianos del cuerpo, así como sus estados de alerta, la temperatura, la producción de plasma y melatonina y finalmente el ciclo del sueño. En otras palabras, la luz le dice a nuestro cerebro cuándo debe trabajar y cuándo debe descansar.

Debido a las circunstancias extraordinarias de este 2020, gran parte de la luz que hemos recibido durante meses ha sido de origen artificial. 

Es importante que, en la medida que podamos dotemos de la máxima cantidad de luz natural posible a nuestra vivienda. A veces es tan sencillo como añadir una ventana en un pasillo oscuro o incorporar una claraboya. 

Debemos ayudar a que la luz natural entre y se desplace por el interior de nuestra vivienda y, paralelamente, controlar la calidad de las fuentes de luz artificial de las que disponemos.

Tras la crisis sanitaria y social, los datos de depresión se han disparado en nuestro país hasta llegar a un 20% más de enfermos. Por supuesto, la falta de iluminación no es el motivo de este aumento. Sin embargo, no hay duda de que el confinamiento y la falta de luz natural han repercutido negativamente en nuestro estado de ánimo. 

Siempre, pero mucho más en situaciones en las que debemos permanecer muchas horas en casa y cuando sentimos un poco de desánimo, se hace imprescindible que nuestro organismo reciba tanta iluminación como sea posible. 

El corto abastecimiento de luz provoca en muchas personas cambios en los ritmos naturales del organismo. 

El invierno, por ejemplo, provoca una disminución general de las funciones metabólicas. Existe un término para este estado: trastorno afectivo estacional (TAE) o "depresión de invierno".

Tal como le explicó a la BBC la doctora Aarohee Desai-Gupta, del Colegio Real de Psiquiatras del Reino Unido, "la luz solar es clave para nuestro estado de ánimo". "Entre más largo el período de luz, mayor el sentimiento de bienestar general. Tenemos más energía, nos sentimos más activos, más creativos y felices".

Así que no debemos sorprendernos si, ante la falta de esta, sucede lo contrario.

Un experimento sencillo alternando la temperatura de las luces de nuestros espacios utilitarios y de esparcimiento demostrará de inmediato el efecto de una buena iluminación sobre nuestra calidad de vida. 

Hay muchísimas variables que no podemos controlar en el espacio que habitamos. Por lo general, aunque habríamos deseado un piso más grande o mejor iluminado, habitamos espacios previamente determinados para condiciones sociales y ambientales totalmente distintas a las que experimentamos en este momento. 

Enfocarse en aquello que sí podemos controlar como cambiar el color de las paredes, aislar contra el ruido o conseguir una mejor iluminación puede impactar de forma extraordinariamente positiva tanto en nuestra salud como en nuestro ánimo.

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